Antes de sentarme a darle a la tecla, muchos eran los comienzos
y maneras de contar mi historia que tenía pensados, y al final me decido por
uno que no estaba en el guión.
Viernes 20h15´.- Termino de preparar todo el material, las
dos mochilas que dejaría para llevar a Cercedilla y a Segovia. Momentos de
nervios, sobre todo para no olvidar nada. Estos enseguida desparecieron cuando
caí en la cuenta de que si se olvidaba algo, tampoco pasaba tan lejos de casa
como para que me lo acercaran.
21h.- Suena el telefonillo, Luis y Yolanda, dos buenos
amigos, de los de verdad, vienen a cenar a casa. Me vino de lujo su compañía
para estar distraído y no pensar en la carrera. Al terminar remato todo y a la
cama. Por suerte el sueño pronto pudo conmigo.
Sábado 6h15´.- Esta vez no es el telefonillo el que suena,
es el despertado el que me activa y enseguida el ya clásico ritual pre-carrera,
vaciado, desayuno, vaselina por aquí y por allí, etc.
7h10´.- Puntualmente llego al ambulatorio, lugar de quedada
con el resto de LOCOS y Pepe que muy amablemente nos acercaría a Madrid.
8h-8h50´.- Momentos previos en los que saludamos a muchos
conocidos, entrevista de Antena3 a Mikel, breve charla con el CRACK de Carlos,
mi cuñado. Fotos con la bandera de LOS LOCOS DEL CERRO. Charla técnica,
encendemos el Garmin y nos acercamos al arco de salida con la intención de
salir de los primeros para evitar el embudo de la pasarela.
9h.- Dan la salida y mis compis me piden que hagamos juntos
el primer km, a lo que yo acepto poniendo como condición ir a mi ritmo. Así lo
hicimos, en 6´20´´, y en seguida se alejaron y yo conecté el navegador del coco
para fijar el ritmo de crucero. Desde que pasamos por el cementerio puse a
funcionar la maquinaria siguiendo los planes. Trotar en llanos y bajadas, y
caminar a buen ritmo en las cuestas. Enseguida me pasa Carlos con su ritmo
machacón, poco después llegamos al primer control.
Llegando a Tres Cantos |
10h25´.- Tres Cantos km12, agua, un trocito de plátano,
sello, saludos a Anna y Paco y a seguir la marcheta. Me pegué a un grupito que
llevaba un ritmo de trote muy llevadero para no ir sólo por el carril bici.
Bajada al río, digo yo que en invierno llevará agua, un llanito muy trotable y
enseguida la larga subida hasta Colmenar. Pese al calor pude mantener un ritmo
bastante bueno pasando bastante gente hasta el control.
11h50´.- Colmenar Viejo km23, contento con las sensaciones y
sin ir nada forzado me presento 10´ antes de lo esperado. Relleno de bidones,
vasito de coca cola, una barrita de pavo, sandía, plátano y tras 10 o 15
minutos, al tajo.
Al salir preparo el mp3, llamadas para advertir que todo
estaba OK, y me encamino a la que posiblemente sea la parte que menos me gusta
del recorrido. Que pestosas avenidas, no sabía de donde me venía mas calor, si
del suelo o del cielo. En los momento en los que trataba de trotar enseguida
sentía la boca seca y decidí entrar en modo ahorro de energía. Bajé el ritmo
para evitar gastar de más, quedaba mucho por delante, y sobre todo decidí no
mirar el reloj. Así hasta el avituallamiento del Puente Medieval.
Desde aquí hasta el cerro que nos separa de Manzanares,
continué en ahorro de energía. En esta larga subida quizá pasé el momento más
complicado, a causa de lo largo que se hizo la subida y la alta temperatura. Un
detalle me ayudó a volver al modo “autoconfianza”, pasé a dos o tres valientes
que pasaban por momentos peores que el mío, con calambres y vómitos,
posiblemente por deshidratación. No mola pensar que los males de los demás
ayuden a subir el ánimo pero el deporte es así. Bien es cierto que al llegar a
ellos me ofrecí a echarles una mano en lo que necesitaran.
Al llegar al cerrillo y aprovechando la bajada solté las
“patas” trotando, con cuidado ya que la bajada es algo técnica, si poco pero un
mal apoyo a estas alturas no debe traer nada bueno. Ya entrando en Manzanares
recordé que una representación de los míos me estaba esperando en la entrada de
la Pedriza. Allí
también esperaba Inda para acompañarme un rato.
15h.- Manzanares. 40km. Paso fugaz por el avituallamiento,
agua, sello de la credencial y enseguida salí camino del avituallamiento
emocional que me esperaba. En cuanto les avisté un pequeño escalofrío recorrió
mis piernas como si un recarga de energía se tratase. Besos y abrazos con la chiquillería que me
esperaba. Breve charleta con Silvia, Cristina e Inda, intenté comer algo de
pasta pero el cuerpo dijo que no. Eso si lo que me sentó de lujo fue la coca
cola, aquello de “la chispa de la vida” que cierto es. Enseguida nos pusimos en
marcha dirección Mataelpino.
Avituallamiento "familiar" en Manzanares |
La primera intención de Inda estaba fijada en llegar hasta la Barranca y allí pensar si
continuaba hasta Cercedilla o dada por finalizada su gran labor de apoyo moral.
Enseguida dimos cuenta de los 8km que nos separaban de
Mataelpino, donde una vez más nuestras chicas y peques nos esperaban. Dimos
cuenta de la “cuestecita” de la entrada al pueblo y nos encaminamos al control
en la plaza. Una vez más, sello, vasito de aquarius, y aprovechando la
maravillosa fuente rellené los bidones y preparé las dos botellitas con
isotónico que llevaba en el interior de la mochila.
De nuevo en marcha, y una voz que se acerca gritando
“Cheemaaa”, el gran Melchor que estaba al quite para dar ánimos, preguntar que
tal íbamos e informarnos de los otros LOCOS. Y casi sin darnos cuenta
llegábamos al ecuador, 50km, “empieza la cuenta atrás” comenté a mi compañero.
Poco después el garmin dijo adiós poco antes de iniciar la subida de La Barranca, y por un error en los
cálculos, el de repuesto estaba en la mochila de Cercedilla.
Hasta aquí la primera parte, en breve continuará…
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