Las Zorreras - Navalquejigo - Las Zorreras
Ahí va la primera de mis historias, bueno en este caso nuestras historias.
Domingo 13, 9:30h suena el despertador, nos preparamos, un desayuno energético y nos vamos en el coche hasta las proximidades del restaurante Alameda en las Zorreras.
Al levantarnos parecía que la meteorología nos obligaría a abrigarnos pero dejamos la manga larga en el coche. Revisamos que llevamos todo lo necesario, botón start del frikigarmin y nos ponemos en marcha. Pasamos la vía del tren del Escorial y nos encaminamos hacia la primera de nuestras etapas, la ermita de San Bartolomé, también llamada de El Cerrillo.
Domingo 13, 9:30h suena el despertador, nos preparamos, un desayuno energético y nos vamos en el coche hasta las proximidades del restaurante Alameda en las Zorreras.
Al levantarnos parecía que la meteorología nos obligaría a abrigarnos pero dejamos la manga larga en el coche. Revisamos que llevamos todo lo necesario, botón start del frikigarmin y nos ponemos en marcha. Pasamos la vía del tren del Escorial y nos encaminamos hacia la primera de nuestras etapas, la ermita de San Bartolomé, también llamada de El Cerrillo.
Poco mas adelante nada mas pasar la puerta que impide el paso de coches cogemos el primer camino que sale a nuestra derecha, creo que se llama el camino del cerrillo. Un sendero estrecho que empieza en ligera ascensión, y una vez adentrados en el bosque encinas una pequeña bajada que culmina en cruce con el camino de Navalquejigo a Valmayor. Hasta aquí casi dos kilómetros, en los que hemos ido hablando de los animales que pueden poblar la zona y de la vegetación por la que trascurría el sendero. Giro a la izquierda por una pista ancha con restos de algún que otro desalmado que estropea el camino con algún que otro montón de escombros. A unos 100 metros nos encontramos los restos de la muda de una culebra, que tendría cerca de 80 o 90 centímetros. Y sin darnos cuenta llegamos al siguiente desvío en el que nos vamos a encontrar con la parte mas dura de nuestro recorrido. Una subidita de unos 300 metros con una pendiente curiosa, teniendo en cuenta que uno de los senderistas tiene 9 años, en la que hay que ir vigilando bien donde pisamos al haber mucha piedra suelta. Una vez superada sin ningún problema, llegamos a la Cañada Real Segoviana, a la altura de la puerta Verde. Tomamos el camino dirección a la ermita, no sin antes hacer una parada técnica para tomar un plátano y disfrutar del bonito paisaje.
Continuamos con unos ligeros toboganes hasta llegar de nuevo a la ermita, allí nos asomamos para ver los caballos en el picadero, leemos los carteles que nos cuentan con detalle la vía pecuaria por la que hemos caminado durante un rato. Hasta aquí aproximadamente unos 4 kilómetros de agradable charla y fijando proyectos para los meses venideros.
Sin darnos cuenta hemos llegado de nuevo a coche, al final 4,7 kilómetros en poco más de una hora y cuarto.
Pues hasta aquí nuestra primera salida senderista de un par de buenos amigos, un padre y un hijo, Alvi y Chema.Para la próxima espero que sea Alvi el que escriba la crónica.