lunes, 22 de marzo de 2010

OPERACION SEVILLA 2010 (3ª parte)

Nos juntamos en el desayuno y risas por aquí, que si “tu que tal has dormido” , que si no hay plátanos, etc. Llamamos unos taxis para ir con mas calma y relajados al estadio.
Una vez allí al pasar por la entrada del Túnel Sur me cité con él unas cuatro horas mas tarde. Pasamos a la zona de baños, guardarropa y demás y tras unos tensos momentos de espera decidimos ponernos los trastos de faena, dejar las bolsas, una foto de última hora y a la pista a colocarnos en buena posición. Y allí estábamos los tres Carlos, Kubala y el que escribe, pegados al globo de las 4 horas. Unos muy largos últimos 5 minutos y suena el pistoletazo de salida. Al igual que comentaré mas adelante la llegada al estadio es espectacular, la salida no está ni mucho menos bien preparada, que pedazo de tapón. Al pasar por el primer kilómetro el reloj marcaba 6´30´´, casi andando, aunque no teníamos ninguna prisa, que esto es muy largo y habrá tiempo de recuperar, perder, volver a recuperar y volver a perder. Km 2 Kubala que fruto de los nervios dice que tiene que ir vaciar la vejiga. Yo pensando que estoy igual decido aguantar un poco a que él se reincorpore. Llegando al km. 4 alcanzamos a Carlos Sánchez que, saliendo de una lesión decide acompañarnos un rato. Ya en el km 5 habíamos recuperado lo perdido entre la salida y las paradas para las micciones varias, y pasábamos sólo 10seg. más lentos de lo previsto. Al poco nos encontramos al primer grupo de familiares-amigos-animadores que nos aplaudían como si fuéramos los primeros. Nos adentramos en el Parque del Alamillo y nos topamos con un ruidoso grupo de animadores con una pancarta que decía “SI LO PUEDES SOÑAR, LO PUEDES LOGRAR” Se me quedó grabado para el resto de la carrera y comentándolo por la tarde con Rafa me dijo que a él también le había llegado. Al poco y sin darnos cuenta ya estábamos viendo muy cerca el Puente de la Barqueta, km. 10. Allí estaban otra vez los nuestros animando. Botellita de agua, nos sorprenden Natalia con sus gritos de ánimo y un tío detrás de una cámara disparando como un loco, GRACIAS JOSE.

Enfilamos la calle Torneo, paralela al río en sentido norte, y como no podía ser otra manera, el viento soplando en contra nuestra, haciendo que la sensación térmica fuese un tanto fresquita tirando a fría. Pero ni mucho menos comparable a lo que hemos estado acostumbrados durante muchos de los días de la preparación.
A partir de aquí empiezan una sucesión de largas y un tanto solitarias avenidas, que si no fuera por un grupito de simpáticos sevillanos que con sus chistecillos fueron amenizando la marcha durante un rato, se hubieran hecho algo aburridas. Durante este tiempo recibí la visita del abductor de la pierna izquierda que amenazó con sabotear mi carrera, pero allí estaba yo y mi “experiencia” para invitarle a que se relajara y me dejara correr tranquilo. Una vez solucionado el conflicto y casi sin darnos cuenta llegábamos a las inmediaciones de Santa Justa y la famosa Avenida Kansas City. Momento en el que según lo planeado tocaba sobrecito de gel aprovechando el paso por el km. 17,5 en el que a parte de las esponjas (de las que no hice uso en ninguno de los puestos) nos obsequiaban con unas botellas de agua que en mi caso servían para ayudar a digerir esos maravillosos hidratos de absorción rápida.

Llegando al final de los casi dos kilómetros de avenida, Carlos hizo una para técnica para controlar una ampolla que le estaba empezando a molestar. En breve nos reagrupamos recorremos juntos quizá la zona mas fea y con menos animación, y sin darnos cuenta estábamos mirando el reloj para controlar el paso por el medio maratón. 1 h 57´ dentro lo previsto y hasta ahora sin ningún contratiempo y con la sensación en todo momento de ir lo suficientemente enteros como para conseguir el objetivo, de hecho de vez en cuando tenía que sujetar a Carlos por que sin querer subía el ritmo, señal de que él iba un poco mas fuerte mientras que nosotros poníamos el control mental.

Al paso por el km. 23 Kubala empezaba a descolgarse unos metros, yo intente arrimarme a él intentado seguir juntos, pero la sensación era de que quizá él no podría aguantar el ritmo que llevábamos hasta el final. Y después de asegurarme de que no lo importaba que continuáramos con el ritmo planeado, alcancé a Carlos y nos fuimos en busca del globo de las 4 horas que teníamos ya menos de 30 segundos. Paso por el Sánchez Pizjuán, del que esparaba algo más pero me pareció muy feo, vamos acorde con el equipo que lo habita.
Avituallamiento del km. 25 y con la consiguiente ligera bajada de ritmo para poder aprovechar hasta la última gota de los vasos aquarius parace que Kubala se volvía a unir a nosotros pero en cuanto subimos al ritmo adecuado volvió a quedarse y ya no volvimos a vernos hasta la meta.

Contunuará.... y sólo queda el final.

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